‘Sal en la memoria’ (V): El tema
Oct-2019


Después de veinte años sin decidirnos, Jorge Meis y yo habíamos dado los primeros pasos para crear un proyecto juntos que aunara sus fotografías y mis textos. Lo más difícil, hasta ese momento, era poner orden en la multitud de fotografías de temática diversa que Jorge tenía. Había que centrar el tema.
Inspiración
Jorge es un fotógrafo versátil. Sus años de fotógrafo de prensa le han enseñado a adaptarse a las circunstancias y disparar rápido. Pero nunca ha dejado de investigar las nuevas tendencias en la fotografía y tiene sensibilidad para las artes. Muchas de sus fotos más personales evocan sentimientos de melancolía y nostalgia.
Inicialmente estuvo influido por la fotografía de Vari Caramés (cuyo empujón inicial tuvo su importancia en este proyecto) y su visión borrosa del mundo que le rodea, pero con los años fue encontrando su propio lenguaje. Esto se hace evidente, de manera especial, en su fotografía en blanco y negro, que destaca por la gran gama de grises y el granulado de sus fotos.
Mar y nostalgia
Había encontrado un sentimiento que explorar: la nostalgia. No era un tema que me resultara ajeno: llevo veinte años fuera de mi ciudad de origen. Me veía capacitado para explorarlo. Pero si de algo puede sentir nostalgia alguien de costa que lleve casi veinte años viviendo en el interior, es del mar. De eso no había la menor duda.
Jorge estuvo de acuerdo: sus fotos tiene ese aspecto nostálgico y el mar era uno de sus temas favoritos, que le había proporcionado grandes fotos. Su conexión con el mar, como la mía, era tremenda.
En su caso, tiene familia marinera y, más allá de lo alimenticio, el mar fue un refugio al que recurrir en sus peores momentos. También en los mejores, como algo lúdico.
Para mí, el mar está asociado no sólo a lo lúdico, sino al drama de la crisis del sector naval. A la violencia de la lucha obrera y la represión policial. También a la supervivencia, a la fuerza del oleaje y los temporales.
El mar, para los dos, está íntimamente ligado a la vida y la muerte. Para los dos ha sido una presencia constante, para mí, incluso en la ausencia que supone haber vivido los últimos veinte años tierra adentro.
Ya estaba claro: teníamos que centrarnos en el mar y la nostalgia como hilo conductor.
Había que seleccionar las fotos y ponerse a escribir.