‘Sal en la memoria? (IX): Mostrando los textos
Nov-2019

No recuerdo bien en qué momento de la aventura en que nos metimos Jorge Meis y yo, de crear un libro que aunara sus fotografías y mis textos, empezamos a mostrar lo que estábamos tramando, pero tengo una fecha aproximada.
El premio de la revista Eñe
En el año 2016 gané el premio de microrrelato de la Revista Eñe. Gracias a la difusión de la revista, muchas personas descubrieron que yo escribía y, a raíz de eso, que estaba con proyectos entre manos.
Habíamos comenzado con la idea en 2014. En 2016 ya teníamos clara la temática, el eje central de la historia, algunos textos válidos y un buen puñado de fotos decididas.
Lectura de los textos
A raíz del premio de microrrelato, medio en serio, medio en broma, un puñado de amigos me invitó a leer algunos de ellos durante una fiesta que daríamos en una casa de campo que tenían. Se trataba de los organizadores del festival Vivir Vilamarín, un festival que se realiza en el ayuntamiento de Vilamarín, en la propia casa familiar de los organizadores.
Allí estaban Iago y Andrés, del estudio de arquitectura y diseño 988. También estaba Manuel Carballo, un músico ourensano que se sumó improvisadamente a poner un fondo de guitarra a mis textos.
Estábamos en familia. No seríamos más de ocho personas pero estaba nervioso cuando después de la cena, comencé a leer los textos. Nunca había hecho una exposición tan pública de lo que había escrito.
La comunicación con Manuel Carballo fluyó, de forma casi mágica, y se creó un clima maravillosamente propicio para la lectura de mis textos. Las críticas fueron excelentes y, cuando mostré las fotos que acompañaban los textos, todo el mundo me animó a continuar con el proyecto.
Se suman nuevos profesionales al proyecto
Podría pensarse que las críticas fueron positivas como una forma de amabilidad hacia mí. Pero tengo pruebas de que fueron sinceras: Iago y Manuel Carballo se sumaron al proyecto a fondo perdido. Iago estaba dispuesto a aportar su trabajo de diseño y Manuel Carballo su música en caso de que lo lleváramos a directo.
A día de hoy los dos siguen involucrados en el proyecto y son piezas fundamentales del mismo. Algo debieron de encontrar en él que les gustó.
Este “éxito” me animó a mostrar la maqueta del libro a más personas. Tenía que encontrar objetividad. Me costó hacerlo, pero desde entonces se lo mostré a un puñado de personas muy elegidas: mis amigos Gerardo, Lola y Ángeles fueron los primeros en leerlo, transmitiéndome las primeras correcciones y sugerencias.
Sacar el proyecto del cajón
Posteriormente se lo envié a otra persona cualificada profesionalmente por su formación y experiencia profesional, Josefina, que realizó un informa de lectura impresionante, con sugerencias, correcciones y un análisis de una profundidad sorprendente, animándome a la publicación de la obra.
También se lo mostré a mi amigo Paco, con mucho pudor. Por desgracia su fallecimiento, tan antes de tiempo me impidió conocer su opinión sobre la obra, aunque quiero pensar que llegó a leerla. Sus primeras impresiones no podían ser más positivas.
Ganando confianza
Empezaba a creer en lo que teníamos entre manos, no tanto por la obra de Jorge, en la que siempre creí ciegamente, sino por mi aportación creativa, sobre la que tenía serias dudas.
Mostrar nuestra obra, completa, aunque todavía pendiente de revisiones, nos ayudó a ganar la confianza necesaria. Seguíamos avanzando.